Vol. 4 Núm. 1 (2012): De viajes y viajeros: visiones y representaciones

					Ver Vol. 4 Núm. 1 (2012): De viajes y viajeros: visiones y representaciones

 

Odio los viajes y los exploradores: así comienza Tristes Trópicos de Levi-Strauss introduciéndonos al libro de viaje más revelador del siglo XX. En la condición del viaje tiene lugar la condición del encuentro y por supuesto “la ciencia del otro ha sido ineludiblemente vinculada a la práctica de ir a algún lugar” (Appadurai, 1986). Sin embargo no sólo la antropología es una de las dimensiones humanas y disciplinas científicas en que el viaje resulta tan trascendental. El viaje incluye dimensiones espaciales, temporales, así como dimensiones culturales implícitas y explícitas en el encuentro. La condición del viaje se dibuja alrededor de relaciones y contradicciones, caminos y etapas, nexos y yuxtaposiciones, reconocimientos y alejamientos, encuentros y desencuentros, visiones y ofuscamientos entre diferentes loci que no se perfilan siempre como lugares físicos delineados. La condición del viaje nos lleva por un lado a su comprensión y su consumo, por otro lado a su representación y recuerdo, concretizando ulteriores facetas aun cuando se considera terminado. No se puede prescindir de eso, aunque considerado y experimentado de maneras muy diferentes, el proceso que produce un viaje lleva el viajero a reunir las ideas, de diferentes formas, y empezar a transcribir, a traducir, a representar y a explicar una porción de lo real o no real de ese proceso, de ese camino físico y mental. El viaje, construyendo un aquí y un allá, condensa ideas de memorias históricas, de diferencias culturales, de condiciones sociales, realidades naturales, presencias artísticas diferentes en espacios diferentes, así como ideas de dimensiones interconectadas o desconectadas jerárquicamente. El viaje narrado trata tanto de los espacios recorridos y de los encuentros como del propio viajero. Su mirada encierra siempre un plan y ciertas visiones que las tierras descubiertas confirman o contradicen, y la descripción es una ocasión para proyectar y ejercer formas del dominio. La escritura del viaje implica la construcción de un yo que es la condición del propio viaje y que alternativamente se desplaza, se deslumbra, se horroriza, se descubre o se transforma. Todo viajero que escribe está siempre escribiéndo-se.

 

Lo que nos proponemos en este número es indagar las múltiples dimensiones y profundidades de la condición del viaje en las diferentes construcciones y representaciones.

 

Publicado: 2012-06-25

DOSSIER